Una puñalada, directa, inesperada. Joder, como duele.
Con esa puñalada, te das cuenta que jamás le has importado.
Pero es que a lo mejor todo ocurre por una razón, tal vez esa persona nunca debía haber entrado en tu vida. Y que, a la larga te das cuenta de que estás mucho mejor sin ella, aunque al principio el dolor de su traición se te haga insoportable.
Es en estas situaciones en las que de demuestra de qué estamos hechos.
Hay dos opciones; Quedarse en la cama, o, seguir como si nada hubiese pasado. Llevar el dolor por dentro, ser fuerte, y hacer de tripas corazón. Y sobretodo enseñarle al mundo la mejor de tus sonrisas
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